(Chvvlknv!”!!) (Chasquido de cortocircuito)
- ¡Abuelo! ¿Qué fue eso?
- Nada, que parece que al echarle agua a tu pecera se fundió la lucesita.
- Abuelo… ¡Yo no tengo pece…. Oh, no, el monitoooooor!
The objective is to get more tan 60 points to win a game.
Each player gets 6 cards.
Start is random first time, and then the game winner starts the next.
You win a hand when:
The relevance of the cards and their value is as follows:
1(ace)- 11 pts.
3- 10 pts.
12(k)- 4 pts.
11(q)- 3 pts.
10(j)- 2 pts.
For the rest of the cards there are no points, but are relevant in descending order (a 9 is more relevant than a 2).
After each hand, players must get a card from the bunch. The hand winner gets it first.
There is a triumph card collection represented by the figure of the card shown at the bottom of the bunch of cards. A triumph card is more relevant than the others.
La abuela ha encontrado a la nietecita, de un año, jugando con un sobresillo plateado (es un condón que papá le ha dado para mantenerla entretenida). La abuela lo examina muy seria y lo pone sobre la mesa. En un descuido de la vieja, el padre de la chica, apenado por darle a la niña tal artefacto, lanza el sobre por encima de la vitrina con tan mala suerte que cae al piso nuevamente. Allí lo encuentra la pequeña, que muy dispuesta lo lleva a la abuela.
Al padre se le cae la cara cuando la abuela lo mira acusadora:
El buen humor nos ha acompañado desde tiempos inmemoriales. Esta fábula que les traigo es un regalo que Félix María Samaniego escribió hace un montón de años. Como toda expresión de buen humor además de hacernos reír nos trae una enseñanza. Con esta fábula estrenamos un blog que pretende hacerlo reír, pero más aún, hacerlo pensar.
Entre montes, por áspero camino,
tropezando con una y otra peña,
iba un viejo cargado con su leña,
maldiciendo su mísero destino.
Al fin cayó, y viéndose de suerte,
que apenas levantarse ya podía,
llamaba con colérica porfía
una, dos y tres veces a la muerte.
Armada de guadaña en esqueleto
la Parca se le ofrece en aquel punto;
pero el viejo, temiendo ser difunto,
lleno más de temor que de respeto,
trémulo le decía balbuciente:
pero… - Acaba: ¿Qué quieres, desdichado?
Tenga paciencia quien se cree infelice,
que aún en la situación más lamentable
es la vida del hombre siempre amable:
el viejo de la leña nos lo dice.